El consumo de clonazepam y otras benzodiazepinas en Argentina ha alcanzado niveles alarmantes. Según la Encuesta Nacional sobre Consumos y Prácticas de Cuidado (ENCoPraC) realizada en 2022, el 14,1% de la población urbana ha consumido tranquilizantes alguna vez en su vida.
Más preocupante aún es que el 51,6% de los consumidores de estos fármacos los utilizan a diario, lo que genera una alta dependencia y efectos secundarios severos, como pérdida de memoria, síndrome de abstinencia y aumento del riesgo de fracturas en adultos mayores.
La encuesta fue digital y se efectuó sobre varios temas (alcohol, marihuana, cocaína y psicofármacos); fue realizada en 31 conglomerados de Argentina, donde se encuestó a personas entre los 16 y los 75 años.
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“Según la encuesta realizada por el SEDRONAR, la prevalencia de consumo de psicofármacos en ese año (2022) fue del 6.9% y el fármaco más consumido fue el clonazepam, más de la mitad lo consume diariamente. En esa misma encuesta el porcentaje de personas que consumieron alguna vez en su vida fue altísimo, de 85.5%. La pandemia aumentó mucho el consumo”, detalló la especialista en Medicina General, Flavia Mariel Aragón (MP: 3481), quien actualmente trabaja en el Hospital Zonal de Puerto Madryn.
Frente a esta grave problemática, un equipo de investigadores y profesionales de Chubut trabaja para encontrar una respuesta. A partir de un ensayo clínico pionero, buscan utilizar extractos de cannabis medicinal para ayudar a las personas a dejar las benzodiazepinas sin sufrir los estragos del síndrome de abstinencia.
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UNA CRISIS SILENCIOSA
Las cifras no dejan lugar a dudas: uno de cada siete argentinos ha consumido tranquilizantes alguna vez en su vida. Si bien estos medicamentos pueden ser recetados para tratar la ansiedad, el insomnio y otros trastornos, también representan un serio problema de salud pública. El 60% de quienes los usan recurren al clonazepam, seguido por el alprazolam con un 30,1%.
El dato que enciende las alarmas es que el 51,6% de los consumidores de tranquilizantes los usa diariamente, lo que genera una fuerte dependencia. «El consumo sin control conlleva riesgos graves: desde problemas cognitivos hasta caídas que pueden derivar en fracturas en adultos mayores», explica la Dra. Aragón.
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Más preocupante aún es que una parte de la población accede a estos fármacos sin prescripción médica. «El 2% de los encuestados declaró haber tomado tranquilizantes sin receta alguna vez en su vida. Aunque el porcentaje pueda parecer bajo, estamos hablando de miles de personas automedicándose con sustancias que generan adicción y efectos adversos severos», agrega la especialista.
EN BÚSQUEDA DE UNA ALTERNATIVA
El ensayo clínico que se desarrollará en el Hospital Zonal de Puerto Madryn tiene como objetivo probar si los extractos de cannabis pueden ayudar a las personas a dejar las benzodiazepinas de manera segura y efectiva. «Planeamos reclutar a 300 pacientes que actualmente consumen benzodiazepinas de manera habitual y que desean deshabituarse», explica Aragón.
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El estudio, que durará cuatro meses y se llevará a cabo entre abril y julio de 2025, será conducido por un equipo médico bajo la coordinación del Programa de Cannabis Medicinal del CONICET-CENPAT. «Utilizaremos extractos de cannabis con alto contenido de CBD, elaborados por científicos argentinos, y dispensados de manera controlada en la farmacia del hospital», detalla la médica chubutense.
ANTECEDENTES POSITIVOS
El ensayo no parte de cero. «Este es el segundo estudio que realizamos con el Ministerio de Salud de Chubut. El primero se enfocó en el tratamiento del dolor crónico, y los resultados fueron tan positivos que están en proceso de publicación en una revista internacional», explica la Dra. Mariana Lozada, investigadora del CONICET-CENPAT y coordinadora del Área de Química y Fitopreparados.
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La evidencia disponible hasta ahora sugiere que los preparados de cannabis con alto contenido de CBD pueden ayudar a reducir la ansiedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes. «Sabemos que el sistema endocannabinoide juega un rol clave en la regulación del estrés y la ansiedad. Lo interesante es que el cannabis tiene un perfil de seguridad muy favorable en comparación con las benzodiazepinas, ya que no genera dependencia física ni síndrome de abstinencia severo», detalla Lozada.
QUÉ DICE LA PSIQUIATRÍA
El consumo de benzodiazepinas (clonazepam) suele comenzar como una respuesta rápida a la ansiedad o el insomnio, síntomas frecuentes en salud mental. Según el psiquiatra Diego Giannandrea (MP: 3817), muchas personas acceden a estos fármacos a través de amigos o familiares, o tras una consulta médica por trastornos del sueño o enfermedades psicosomáticas. Sin embargo, su uso prolongado puede traer más problemas que soluciones.
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Uno de los mayores riesgos es el desarrollo de tolerancia, lo que lleva a aumentar las dosis para mantener su efecto. Además, la suspensión abrupta genera síndrome de abstinencia, con síntomas que pueden ser incluso más severos que los originales.
“La medicación trata, pero no cura. Al dejarla, los pacientes muchas veces deben enfrentarse nuevamente a los síntomas que los llevaron a tomarla”, explica Giannandrea. Esta dependencia, tanto física como psicológica, es particularmente común en personas con cuadros crónicos o en quienes tienen baja tolerancia al malestar, reforzando la necesidad de buscar alternativas más seguras y sostenibles.
UN CAMBIO DE PARADIGMA
El impacto del estudio que llevan adelante los investigadores chubutenses podría ir mucho más allá de sus resultados inmediatos. «Si logramos demostrar que el cannabis puede ser una alternativa viable para reducir el consumo de benzodiazepinas, podría cambiar la forma en que abordamos la salud mental en Argentina», reflexiona Lozada.
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No obstante, el desafío regulatorio sigue siendo una barrera. «Aunque en Chubut hay voluntad política para avanzar, a nivel nacional la regulación del cannabis medicinal sigue siendo incierta. Esperamos que los resultados de estos estudios sirvan como evidencia sólida para impulsar una política de salud basada en datos y no en prejuicios», concluye.