Economistas del mundo prevén un empeoramiento global, pero destacan un éxito de Argentina

La economía mundial ingresará en un período de crecimiento débil y disrupción sistémica. Cerca del 72% de los economistas jefe encuestados prevé que la actividad a nivel global empeore el próximo año, en un contexto de mayor disrupción en el comercio, aumento de la incertidumbre política y aceleración del cambio tecnológico.

Esas son las principales conclusiones del último informe del Foro Económico Mundial a partir de una encuesta entre un centenar de economistas jefe de instituciones como el FMI, el Banco Mundial, BID, ONU y OCDE, así como de firmas como PwC, Deutsche Bank, S&P Global, HSBC, Barclays, Visa, Google, PwC, ExxonMobil, ICBC, Santander y BBVA.

Los especialistas identificaron profundas diferencias regionales. En el caso de América Latina, las perspectivas de crecimiento mejorado levemente, pero se mantienen moderadas. El 45% de los economistas jefes encuestados espera un crecimiento débil en el próximo año, mientras que el 34% prevé un crecimiento moderado.

El Banco Mundial proyecta que el crecimiento regional se expandirá un 2,3% en 2025 y en promedio un 2,5% en 2026-2027, lo que refleja un progreso constante pero modesto.

La dinámica inflacionaria muestra una mejora más clara. En abril, el 38% de los encuestados esperaba una inflación alta; para agosto, esa proporción había caído al 19%, mientras que la proporción que preveía una inflación moderada subió del 55% al 67%. Se espera que la inflación en toda la región se mantenga en general estable en 2025 y 2026.

Dentro de la región, el informe destacó el caso de Argentina, que en agosto registró una inflación del 1,9%, por debajo de lo previsto por el mercado. «Argentina ha sido particularmente exitosa, manteniendo la inflación por debajo del 2% desde mayo«, dijo el relevamiento del Foro Económico Mundial.

Con proyecciones de inflación de entre 25 y 40% para 2025, Argentina sigue ubicándose en el séptimo lugar entre los países con mayor inflación proyectada para 2025 a nivel mundial y es el segundo con mayor inflación proyectada en América Latina, después de Venezuela.

«Es probable que las políticas fiscales y monetarias se mantengan estables; más de dos tercios de los economistas jefes encuestados no esperan cambios importantes en la política fiscal durante el próximo año, y tres de cada cinco prevén que la política monetaria se sostenga», indicó el trabajo de 34 páginas.

Nuevo entorno

Las previsiones para las economías avanzadas reflejan un mayor estancamiento del crecimiento. Para Europa, el 40 % prevé un crecimiento débil, con políticas de relajación fiscal (74%) e inflación baja o moderada (88%). En Estados Unidos, la mayoría de los economistas jefe (52%) anticipa un crecimiento débil o muy débil y una inflación elevada (59%) en un contexto de política monetaria más expansiva (85%).

Los economistas jefe advierten de que las economías desarrolladas y en desarrollo presentan trayectorias de crecimiento cada vez más divergentes, y un 56 % de los encuestados prevé que en los próximos tres años se amplíe esa diferencia.

«Los mercados emergentes se perfilan como los principales motores de crecimiento, con perspectivas alentadoras para Oriente Próximo y Norte de África (MENA), Sur y Sureste de Asia y el Pacífico. De hecho, uno cada tres economistas jefe prevé que estas regiones registrarán un crecimiento sólido o muy sólido», señaló el reporte.

Las perspectivas para China son más heterogéneas: un 56% de los economistas apunta a un crecimiento moderado, si bien se prevé que persistan las presiones deflacionarias.

Riesgos con el comercio y la deuda

Para los economistas jefe, las disrupciones actuales no son cíclicas, sino estructurales. La gran mayoría de ellos prevé disrupciones a largo plazo en lo que respecta a los recursos naturales y la energía (78%), la tecnología y la innovación (75%), el comercio y las cadenas de valor globales (63%) y las instituciones económicas mundiales (63%).

Según Saadia Zahidi, miembro de la junta directiva del Foro Económico Mundial, «ya se está perfilando el nuevo entorno económico, caracterizado por la disrupción en el comercio, la tecnología, los recursos y las instituciones».

Cerca del 70% de los economistas jefe entrevistados califican como «muy alto» el nivel actual de disrupción del comercio, muy por encima de otras esferas de la economía. Asimismo, más del 75% también prevé que la disrupción del comercio y las cadena de valor globales tenga un efecto cascada en otros ámbitos.

Respecto a los mercados financieros y la política monetaria, el 45% de los economistas encuestados califican la disrupción como «alta» o «muy alta», aunque solo el 21% prevé que perdurará. No obstante, aunque el 52% considera improbable que las economías avanzadas experimenten una crisis de calado a corto plazo, el 85% advierte de que cualquier shock podría tener efectos sistémicos.

Dado el aumento del endeudamiento público global, los encuestados destacan que las vulnerabilidades de la deuda -antes asociadas principalmente a las economías emergentes-, se centran cada vez más en las economías avanzadas, y un 80% prevé que los riesgos para estas economías aumentarán el próximo año. Las vulnerabilidades fiscales también se citan más frecuentemente como los principales obstáculos para el crecimiento.

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