Ariel García Furfaro, dueño del laboratorio del fentanilo contaminado, insiste con su inocencia. A última hora de este jueves salió telefónicamente en el programa «Sólo una vuelta más» de TN, mientras estaba en el estudio como invitada la mamá de Renato Nicolini (18), una de las víctimas.
Luego de intentar dar sus explicaciones del caso, el conductor Diego Sehinkman le preguntó si quería decirle algo a la mujer, a lo que García Furfaro expresó: «La acompaño en el sentimiento. Soy el primero que quiero que se sepa lo que le pasó a su hijo, leí toda su historia clínica. Su hijo tenía varias bacterias, no sé si se lo dijeron o no».
«¿Está mal que tenga la bacteria de la ampolla? Obvio que está mal. Hay que dejar que los médicos digan qué pasó, qué no pasó. Si le causó algo o no. ¿Cómo no voy a pedir justicia por su hijo? Soy el primero. Y si yo tengo algo que ver e hice algo mal a propósito, pongo mi cabeza y me la vuelo adelante suyo«, agregó.
Casi sin inmutarse y con pura templanza, la mujer le respondió irónicamente: «No te creo nada. Si decís que vas a poner la cabeza, bueno tráela, porque sos responsable de todas las muertes».
Y continuó: «En el lote 31202 había dos bacterias, no era una sola; la segunda bacteria que se encuentra es propia del laboratorio. Vos sabés, el lote 31202 tiene un período de fabricación de 8 horas y se tardó 16 en fabricarlo; tenía una diferencia de temperatura, que eso también prolifera que se creen las bacterias. Hay un montón de cosas y de fallas y vos sos responsable».
«Fue la vida de mi hijo la que vos estropeaste con las bacterias que estaban en tu fentanilo, que llevaron a que Renato empeorara y falleciera igual que todas las otras víctimas. No te acepto las disculpas, no te acepto nada. Para mi no hay duda de la responsabilidad que vos tenés, de las personas que tenías trabajando dentro del laboratorio que hacían mal las cosas», cerró, indignada.
Acostumbrada a lidiar con emergencias por su trabajo como enfermera, no la sorprendían las llamadas en horarios poco habituales. Pero el 25 de abril, después de atender el celular a las 5 de la madrugada, Soledad Francese (42) atravesaría un umbral que no tendría retorno.
Renato Nicolini, su hijo, había tenido un severo incidente vial mientras manejaba su moto por uno de los accesos a la ciudad de Chascomús. Ocurrió cerca del cruce entre la ruta 20 y la autovía 2. El joven vivía solo, pero a la primera que llamaron fue a su mamá. Fue el comienzo de un doloroso recorrido sanitario que convirtió a Renato en la víctima más joven del fentanilo.
Poco más de dos meses pasaron de esa madrugada que abriría un abismo. Luego llegarían las interminables jornadas en la terapia intensiva del Hospital Italiano. El 29, cuatro días después del golpe (Renato presentó traumatismos varios de cráneo), comenzó a tener fiebre. Y el 1° de mayo le informaron a su familia de una neumonía y una meningitis.
El 4 de mayo establecieron su muerte cerebral. Renato era donante y sus órganos fueron al Cucaiba.
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