Sea por los medicamentos que dejaron de tener descuento por PAMI, como porque los haberes jubilatorios acumulan pérdidas frente a la inflación, el balance del acceso de los jubilados a sus remedios en 2024 muestra un escenario desparejo entre las provincias y una preocupante radiografía nacional: entre enero y septiembre, la venta de medicamentos vía PAMI cayó casi 13%, según información obtenida por un pedido de acceso a la información pública.
Esa baja se inscribe en una panorámica que agrava la cuestión. Por un lado, la tendencia fue a contrapelo de lo que pasó con los medicamentos de venta por receta que consume el resto de la población, cuyo consumo entre enero y septiembre creció (en unidades) 3,52%, según datos del Observatorio de la COFA.
Pero, además, la venta de productos por PAMI venía en alza, por lo menos desde la pandemia. Con cualquier otro bien de consumo, uno asumiría que si se vende más es porque la gente tiene más plata en el bolsillo. No sería este el caso, opinan fuentes del segmento farmacéutico. Se presume que más adultos mayores de sectores medios complicados con sus haberes -incluyendo muchos que con esfuerzo pagan una prepaga- estuvieron resolviendo sus compras de medicamentos vía PAMI, por los convenientes descuentos que ofrecía el instituto.
Sin embargo, ese crecimiento se empezó a desacelerar este año y se desplomó en agosto pasado. Veremos por qué. También, las diferencias por provincia.
Hay que aclarar que en el pedido de acceso a la información pública dirigido al Instituto Nacional de Seguridad Social de Jubilados y Pensionados (INSSJP, alias “PAMI”), organismo comandado por Esteban Leguizamo, pero supervisado en forma directa por el ministro de Salud, Mario Lugones, se pidieron las unidades de medicamentos vendidas este año a través del PAMI, sin importar el tamaño de la cobertura (si era 100%, 40%…). Eso, por mes y por provincia.
La devolución abarcó el período enero-septiembre, un lapso que no completa la foto de 2024, pero alcanza para ver el impacto de que decenas de principios activos con los que se fabrican cientos de medicamentos pasaran a tener descuentos más acotados y hasta nulos, según los acuerdos que fueron firmando (sin difusión) la industria farmacéutica, las cámaras de farmacias y el PAMI.
Por qué la venta de medicamentos por PAMI cayó en agosto
Si la caída en el acceso a los productos de farmacia vía PAMI se profundizó en agosto es porque el Gobierno empezó a bajar escalonadamente la cobertura de dos listas de remedios: varios de los que tenían 100% de descuento, como parte del famoso plan «Vivir mejor» (este lunes, vaciado por completo) pasaron a la categoría de los de «uso ambulatorio», con entre el 50% y 80% de descuento. Y varios de los últimos engrosaron una categoría nueva de remedios, con una cobertura menos ventajosa para el jubilado medio.
Los llamados medicamentos de “uso eventual”, drogas comercializadas al precio regular que pagaría cualquier persona con obra social o prepaga. Es decir, el precio de venta al público (y no el preferencial «precio PAMI»), más un 40% de descuento. Hay que recordar que la del PAMI es una población de 5,3 millones de personas (en un 90% compuesta por mayores de 60 años, según datos del CEPA), de las cuales 3,3 millones cobra la jubilación mínima o por debajo de la mínima. En noviembre, ese haber de base se arrimaba a los $323.000, incluyendo el bono congelado hace meses en $70.000.
Yendo al mapa provincial, las cifras del PAMI fueron cruzadas con los datos demográficos del INDEC de mayores de 65 años. El resultado fue la variación entre enero y septiembre de las «cajitas» que un adulto mayor consumió -en cada provincia- vía la obra social.
Medicamentos por PAMI en las provincias
La venta de remedios por PAMI bajó en 23 de las 24 jurisdicciones. No de manera uniforme (lo que daría para atribuir el fenómeno al achicamiento del vademécum) sino siguiendo alguna otra lógica.
En el top 5 de las jurisdicciones en las que el número de cajitas adquiridas por cada mayor de 65 años cayeron más están Catamarca, con una baja del 18,6% entre enero y septiembre; Tucumán, con 18,3%; Santiago del Estero, con 17,3%; Mendoza, con 16,9%; y San Juan, con 15,4%.
Por su parte y para cerrar la radiografía de las que cayeron más que la media nacional del 13%, la ciudad de Buenos Aires manifestó una caída porcentual del 14,7%; la provincia de Buenos Aires, del 14,2%; y Salta, del 13,1%.
Postales metropolitanas y del sur
Es destacable el caso de Santa Cruz, la única provincia en la que la adquisición de remedios por PAMI creció entre enero y septiembre, un 6,5%. Como otras jurisdicciones, había partido de una base de medicamentos per cápita baja.
Las interpretaciones del fenómeno «pocos medicamentos por persona» podrían ser muchas: 1) Un signo de excelente salud en la población mayor de esa provincia; 2) muchos de los pacientes compran sus remedios vía prepagas, o 3) lo mismo, pero se atienden en hospitales públicos, por fuera del circuito «PAMI».
Especulaciones aparte, las cifras nacionales indican que, mientras el promedio de medicamentos entregados por PAMI a cada mayor de 65 años era 3,4 cajitas en enero y cayó a 2,9 en septiembre, Santa Cruz arrancó el año con un número que no llega ni a la mitad: 1,4 medicamentos por persona, que para septiembre había subido a 1,5.
Otras provincias que no tuvieron una caída tan grande en el año, pero cuya situación inicial era una base muy baja de remedios per capita, son Formosa (1,3 en enero), Jujuy (1,4), Salta (1,6) y Tierra del Fuego (1,8).
Mirando la burbuja metropolitano-bonaerense, mientras la provincia de Buenos Aires entregaba vía PAMI un promedio de 2,5 cajas de remedios por persona en enero, en septiembre la cifra había caído a 2,2, por debajo de la media nacional.
En CABA, jurisdicción con cifras aún más bajas, pero donde se estima una mayor prevalencia de adultos mayores con prepaga, se vendieron, en enero, 1,9 cajas de remedios por persona, vía PAMI. Siguiendo la tendencia nacional, esa cifra cayó en septiembre a 1,6.
La letra chica de los medicamentos por PAMI
Los más inquietos quizás objeten dos cosas. 1) Que la comparación enero-septiembre es inútil porque, como otros rubros, las farmacias tienen consumo estacional. En efecto, en enero y febrero se vende menos; de ahí que llame la atención la caída en septiembre con respecto al verano.
Segundo, alguno dirá, «pero si el vademécum de PAMI se achicó y se cubren menos remedios, es lógico que haya caído el consumo registrado por el organismo». Es cierto. Es un sesgo, ya que muchos jubilados podrían haber continuado sus tratamientos comprado los remedios en forma particular, sin que el PAMI se enterara.
Sin embargo, a) la mayoría de los remedios que tenían cobertura bajaron a categorías inferiores (y no a la venta libre). Y, b) las diferencias en la caída entre provincias impulsan hipótesis distintas.
Por lo pronto, fuentes reservadas calculan que en octubre el descenso en la adquisición de remedios vía PAMI persistió en un 6% con respecto al mes anterior.
Con la eliminación del plan “Vivir mejor” desde el 2 de diciembre, más la condición de tramitar el subsidio social para seguir teniendo remedios al 100%, se presume que todos estos números seguirían a la baja. La repercusión en la adherencia de los pacientes a los tratamientos es, por ahora, impredecible.
PS