Matías Rima, quien alguna vez alcanzó la cima del deporte al consagrarse campeón del mundo en futsal futsal
, hoy atraviesa un presente oscuro y preocupante. En la madrugada del lunes fue detenido en Comodoro Rivadavia tras ser descubierto robando una cubierta de auxilio, en un caso que rápidamente sacudió a la comunidad deportiva y generó indignación.
El episodio ocurrió cerca de las 3:50 de la madrugada en el barrio Quirno Costa, cuando una vecina denunció que un hombre había roto la puerta de su vehículo y sustraído la rueda de repuesto del baúl. La policía actuó con rapidez y, tras un breve rastrillaje, encontró a Rima caminando por la calle con el objeto robado en su poder.
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El comisario Andrés Ávila, jefe de Operaciones de la Unidad Regional, confirmó la detención en declaraciones al Diario Crónica. Esta no es la primera vez que el exdeportista es vinculado a hechos delictivos.
Hace apenas un mes, una vecina del barrio La Loma lo denunció por ingresar a su casa con fines de robo. Según relató, Rima se aprovechó de la confianza que le brindaba la familia, encerró a su hijo de ocho años en el baño y se llevó un televisor, además de otros objetos personales. Lo más grave del relato fue el método: engañó al menor diciéndole que iban a jugar a las escondidas para evitar que pidiera ayuda.
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Los antecedentes del exjugador generaron conmoción social. Muchos recuerdan con orgullo su participación en torneos internacionales, pero esa imagen contrasta con la actual realidad. Rima, de ser figura en el parqué, pasó a ocupar titulares por su conducta delictiva, arrastrando consigo una historia de oportunidades desperdiciadas.
El caso reabre el debate sobre el acompañamiento que reciben los deportistas tras retirarse o alejarse de la actividad profesional. En este contexto, la caída de Rima no solo representa un drama individual, sino también un llamado de atención colectivo sobre la contención social y emocional de quienes, después de brillar, quedan a la deriva.
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