El escándalo que rodea al senador peronista Edgardo Kueider, detenido en Paraguay al ser capturado in fraganti junto a su secretaria con más de US$ 200 mil sin declarar, dejará al Gobierno en un estado de fragilidad extrema en el Senado frente a un kirchnerismo que quiere tomarse revancha de quien encabezó la rebelión que terminó en la fractura de la bancada y que ahora presiona por la destitución del entrerriano para sumar una banca con colores camporistas.
Con Victoria Villarruel desplazada de la toma de decisiones y con un frente interno aún abierto con la Casa Rosada, el Senado puede transformarse en el talón de Aquiles de la administración de Javier Milei, pensando, primero en las sesiones extraordinarias, y segundo en lo que vendrá en 2025, un año electoral en el que el oficialismo está necesitado de llegar lo mejor posible para sumar nuevos escaños.
El panorama no es sencillo y entre los dialoguistas ya advierten que el escándalo de Kueider le genera un problema al Gobierno, por más esfuerzo que hagan por enrostrarle el senador al kirchnerismo y a Cristina Kirchner. En rigor, La Libertad Avanza tiene 6 senadores luego de echar a Francisco Paoltroni por negarse a acompañar la nominación del juez federal Ariel Lijo para la Corte Suprema de Justicia.
Esta condición de minoría de los libertarios les permitió hasta aquí apostar al todo o nada, con saldo favorable al aprobarse la Ley Bases y sostener otras medidas del Gobierno. Pero en ese frenesí oficialista y en medio de una constante tensión política, el caso del senador por Entre Ríos puede dejarlo sin los apoyos necesarios.
Es que si Kueider es expulsado de la Cámara por inhabilidad moral, como presiona el bloque de Unión por la Patria, en su reemplazo ingresaría la camporista Stefanía Cora, segunda en la lista. Esto le permitiría al kirchnerismo trepar a los 34 votos y quedar a tan sólo 3 casilleros de conseguir el quórum. Por eso, Cristina Kirchner ya mandó a sus senadores para que apuren el proyecto de resolución que promueve la salida del entrerriano, aunque no parece tan sencillo ya que se necesitan dos tercios para removerlo. Además, tanto el radicalismo como el PRO se mostraron cautelosos a la espera de lo que resuelva la justicia paraguaya.
Pero lo cierto es que el Gobierno deberá hacer una correcta lectura de los apoyos que tiene en el Senado, porque al caso de Kueider se agrega la ausencia del radical Víctor Zimmermann, quien pidió licencia para asumir como ministro de la Producción y el Desarrollo Económico Sostenible del gobernador Leandro Zdero. Sin embargo, el pedido de licencia aún no se pudo tratar porque no hubo sesión. La cuestión es que si el chaqueño deja su banca, la candidata a reemplazarlo es la ex diputada Alicia Terada, cercana a Elisa Carrió y crítica del Gobierno.
Para entender la situación en números, si Kueider sigue detenido en Paraguay y Zimmermann no regresa al Senado, el oficialismo podría perder la mayoría de 39 senadores que había conseguido hace casi un año cuando, tras la asunción de Milei, desplazó a los K de lugares clave del Senado, y quedaría en un finito número de 37 apoyos para encarar las sesiones extraordinarias, es decir, lo justo para el quórum y para la mayoría absoluta.
Vale mencionar estas dos condiciones porque en el temario del Gobierno se incluyeron reformas electorales, como la eliminación de las PASO y la modificación de la ley de financiamiento de partidos, que exigen mayoría especial.
Pero incluso le será difícil sostener esos 37 apoyos, ya que entre ellos están los dos senadores de Santa Cruz, que no están alineados al Gobierno, como tampoco lo está Martín Lousteau, jefe del Comité Nacional de la UCR y quien junto al fueguino Pablo Blanco marcó diferencias con el resto del bloque radical en varias votaciones de este año.
A ellos se agregan los misioneros que responden a Carlos Rovira, como así también la rionegrina Mónica Silva y la neuquina Lucila Crexell, que están alineadas a los gobernadores Alberto Weretilneck y Rolando Figueroa.
Como mar de fondo, la Casa Rosada suma las tensiones con Mauricio Macri, lo que genera más dudas en el armado del oficialismo en el Senado. Es cierto que Luis Juez, jefe del PRO en la Cámara alta, tiene línea directa con Javier Milei y coquetea con la posibilidad de un armado con La Libertad Avanza, pero no todos los senadores están alineados con el Presidente y suelen escuchar las indicaciones del jefe del partido amarillo.