Qué es la cirugía compasiva, un concepto que busca transformar la experiencia de pacientes y equipos médicos

La sala está lista. El paciente ya fue anestesiado y el equipo quirúrgico se dispone a comenzar. Sin embargo, antes de la primera incisión, el cirujano pide un momento de silencio. Instrumentadoras, anestesiólogos y asistentes detienen sus movimientos. En voz serena, el líder invita a todos a conectar con la consciencia plena, a recordar el propósito compartido, a sentir la vulnerabilidad de quien está en la camilla y la responsabilidad de quienes lo rodean.

Ese ritual, conocido como “pausa compasiva quirúrgica”, es parte de un concepto innovador que busca transformar la práctica médica: la cirugía con compasión. Se trata de incorporar, en un espacio históricamente asociado a la técnica y la precisión, una dimensión emocional y humana que reconozca lo que ese momento significa para el paciente y su familia, y también para el personal de salud.

El impulsor de esta idea es el cirujano pediátrico argentino Juan Moldes, formado inicialmente en el Hospital Alemán y luego en el Hospital Italiano de Buenos Aires, donde fue jefe del Servicio de Cirugía y Urología Pediátrica entre 2012 y 2021. Tras esa etapa, continuó como jefe de la Sección de Urología Pediátrica y luego como jefe honorario. Actualmente se desempeña como senior attending urologist en el Rainbow Babies and Children’s Hospital de Cleveland, Ohio, Estados Unidos, donde impulsa este enfoque que ya atrajo el interés de instituciones como el Hospital Italiano y el Hospital Británico de Buenos Aires, el Hospital San Juan de Dios en Barcelona y el Hospital Japonés de Santa Cruz, Bolivia, entre otras.

Juan Moldes y un colega, en el Rainbow Babies and Children’s Hospital de Cleveland, Ohio, Estados UnidosGentileza:

Moldes propone repensar el rol del cirujano y del acto quirúrgico en su conjunto. “Una cirugía es mucho más que un procedimiento técnico”, sostiene. En esa convicción, desarrolló junto con colegas un marco conceptual que resume en las llamadas “cuatro C”: consciencia plena, compromiso con el propósito, coraje y conexiones de cuidado.

En esta entrevista, el especialista repasa los orígenes de la propuesta, explica en qué consiste, cuáles fueron las reacciones de pacientes y equipos, y qué desafíos enfrentan para que la cirugía con compasión se convierta en parte habitual de la medicina moderna.

–¿Cuál fue tu recorrido profesional y cómo llegaste a especializarte en cirugía pediátrica?

–Me formé inicialmente en el Hospital Alemán como cirujano general. Luego completé en el Hospital Italiano de Buenos Aires los programas de cirugía pediátrica y de urología pediátrica, que es mi especialidad actual. Allí fui jefe del Servicio de Cirugía y Urología Pediátrica, y luego jefe de la Sección de Urología Pediátrica. Actualmente soy jefe honorario de ese servicio y trabajo como senior attending urologist en el Rainbow Babies and Children’s Hospital de Cleveland.

–¿Cómo nació la idea de la cirugía compasiva y qué buscabas incorporar que la práctica habitual no contemplaba?

—Fue surgiendo de a poco, como una búsqueda personal de mayor sentido en la tarea diaria. Empecé a darme cuenta de que una cirugía es mucho más que un acto técnico: es un momento único para el paciente y su familia, y también para el equipo médico. Quise reconectar con esa humanidad compartida que muchas veces queda relegada en el quirófano. La pausa compasiva nos recuerda que antes de cada incisión hay una persona vulnerable y que nosotros, como equipo, también necesitamos cuidar de nosotros mismos para cuidar mejor a los demás.

–¿Cómo definirías la cirugía con compasión y en qué se diferencia de la práctica quirúrgica tradicional?

–Es una propuesta que invita a reincorporar la compasión en todo el proceso: antes, durante y después de la cirugía. Supone operar con plena consciencia, coraje y sabiduría, con el propósito de aliviar el sufrimiento. Lo novedoso es llevarlo al quirófano con una práctica concreta: la “pausa compasiva quirúrgica”. Allí el cirujano guía al equipo en un instante de consciencia, compromiso y cuidado, lo que genera un clima completamente distinto.

El argentino Juan Moldes habla sobre los desafíos para que la cirugía con compasión se convierta en parte habitual de la medicina modernaGentileza: Juan Moldes

–Hablás de “las cuatro C” como pilares de este modelo. ¿Qué representan?

–Con las colegas Mercedes Stremmler y Lorena Llobenes encontramos que era útil resumir la esencia de la pausa en cuatro ejes: consciencia plena, compromiso con el propósito, coraje y sabiduría, y conexiones de cuidado. Son guías, no un guion rígido. Cada cirujano puede darle su impronta, pero lo importante es traer esos valores al momento de operar. Cuando eso ocurre, se activa la fisiología del cuidado y el estado compasivo de la mente, que beneficia tanto al paciente como al equipo.

–¿Cómo se lleva a la práctica dentro del quirófano y qué impacto tuvo?

–En pediatría, el niño suele estar dormido, entonces la pausa se comparte solo con el equipo antes de la incisión. En adultos, puede hacerse con el paciente consciente, lo que genera un efecto muy poderoso: se sienten acompañados, escuchados y cuidados. Los equipos quirúrgicos reportaron menos ansiedad, más foco, un clima colaborativo y un sentido renovado de propósito. Algunos colegas se emocionaron hasta las lágrimas la primera vez que la practicamos. Y las familias, tanto de niños como de adultos, expresan gratitud y confianza al saber que los cirujanos entienden la cirugía como algo más que técnica.

–¿Se necesita un entrenamiento específico para implementar la cirugía compasiva en el quirófano?

–No es obligatorio, pero sí recomendable. Cuando quien guía la “pausa compasiva” tiene experiencia en meditación o prácticas de mindfulness y compasión, la pausa es más profunda y significativa. Aun así, muchos cirujanos la incorporaron con compromiso y entusiasmo sin entrenamiento previo, simplemente reconociendo la importancia de integrar la compasión en la cirugía. Para profundizar y sostener esta práctica, hemos diseñado un curso de tres semanas que también aborda la evidencia científica que respalda el modelo, combinando conocimiento, práctica y transformación del cuidado en el quirófano.

–¿Cuál es esa evidencia científica y qué desafíos ven para que esta práctica se expanda?

–En un estudio piloto con diez cirujanos entrenados en compasión vimos mejoras en burnout, autocompasión y bienestar general. Es un inicio promisorio. El desafío es generar más evidencia y animar a la comunidad quirúrgica a abrirse a este cambio, porque requiere coraje cuestionar un paradigma histórico.

–¿Cómo imaginás el futuro de la cirugía compasiva y su extensión a otras áreas médicas?

–Creo que va a ir creciendo de la mano de la ciencia y de la necesidad humana. A futuro, me gustaría que se enseñe en las facultades de Medicina, que se integre de manera sistemática en hospitales y que se entienda que no es algo “extra”, sino parte esencial del cuidado. La compasión ya está presente en áreas como cuidados paliativos o salud mental; el desafío es llevarla también al quirófano, donde más falta hace.

–¿Qué equipos médicos de otros países mostraron interés por este concepto?

–La propuesta despertó mucho interés en distintos contextos. Tuve la oportunidad de presentarla en el Hospital Italiano y en el Hospital Británico de Buenos Aires, así como en el equipo de Cirugía Pediátrica del Hospital San Juan de Dios en Barcelona y en el Hospital Japonés de Santa Cruz, Bolivia. También la compartí en congresos internacionales, como el de la Sociedad Iberoamericana de Urología Pediátrica, y próximamente en el Congreso de la Asociación Americana de Pediatría y en el Congreso Chileno de Urología Pediátrica. Además, mantuve un intercambio muy enriquecedor con un grupo de anestesiólogos de Sudáfrica, que se mostraron interesados en aplicarla. Hasta donde tengo registro, la experiencia se implementó en University Hospitals en Cleveland y en Santa Cruz, aunque es muy posible que otros equipos la estén utilizando, incluso si no tengo confirmación directa.

Más Noticias

También puede interesarte