“Hay que ser boludo para invertir en una economía regional con este Gobierno”. La contudente frase corresponde al productor y dirigente rural Cristian Klingbeil, quien decidió dejar atrás casi dos décadas de trabajo en yerbales y teales propios y de terceros. Desde hace casi dos meses sus días pasan en el taller metalúrgico de su padre, en Colonia Guaraní, donde repara máquinas y busca aportar un granito de arena para que los chacareros puedan mantenerse en pie.
La de Cristian no fue una decisión tomada en caliente. Fue muy meditada, después de hacer y rehacer cuentas durante mucho tiempo. “Los números no dan”, dice este productor y prestador de servicios que estuvo en la histórica movilización que hace casi un cuarto de siglo dio vida al Instituto Nacional de la Yerba Mate, del que supo ser director en representación de los chacareros.
Para Klingbeil, la situación por la que atraviesan los productores no es porque trabajan mal. “Nos va mal porque el Gobierno Nacional nos quitó las herramientas de defensa. Lo del INYM fue un golpe muy duro porque quedamos a merced de los molinos, que imponen los precios” de la materia prima.
En ese sentido, sostuvo que el Gobierno Nacional tiene un doble discurso. “Este año va a bajar mucho la producción de yerba en momentos que hay un incremento del consumo interno y las exportaciones. Si el año que viene los precios empiezan a aumentar porque hay menos yerba en el mercado, el Gobierno no va a dejar que funcione el Dios Mercado, va a buscar traer yerba de Brasil y Paraguay para hacer bajar los precios”, se quejó.
“Crisis como esta no recuerdo, porque si en algún momento estaba complicado el té, zafabas con la yerba. Ahora todas las cadenas están complicadas”, reveló.
En ese sentido, explicó que “este año se fijó a través de la Comisión Provincial del Té (COPROTE) un valor de 80 pesos por kilo, con plazos de pago que iban de los 30 a 60 días, pero se terminó pagando 60 pesos y con cheques que van hasta los 120 días”. El dirigente sostuvo que “muchos nos endeudamos comprando repuestos, arreglando las máquinas, y tuvimos que salir a vender los cheques para poder pagar las cuentas. Hoy día no hay ninguna previsibilidad para el productor o prestador de servicios”, aseguró.
Sostuvo que un precio razonable para el té verde puesto en secadero debería estar en 10 centavos de dólar. Hoy día el productor recibe la mitad.
Cristian realizaba las tareas culturales y cosecha de los teales de sus suegros y además otros productores le habían confiado el manejo de más de cien hectáreas. Además tiene cerca de 12 hectáreas de yerba mate. “Hace un tiempo había empezado a replantar y a realizar trabajos para convertirlo en un yerbal de alto rendimiento: le pusimos plata para levantar el rinde, pero nos agarró una sequía y después, con la caída del precio, fue imposible hacer la limpieza de las nuevas plantas”, admitió.
Al menos por ahora para Cristian se terminaron las madrugadas arriba de la cosechadora de té. “Tengo dos máquinas y dos camiones. Una va a quedar parada junto con un camión y la otra va a funcionar a media máquina porque sólo voy a cosechar el té para mis suegros”, adelantó.
Sostuvo que muchos de los productores a los que les hacía los servicios de cosecha y mantención de los yerbales y teales se mostraron preocupados por la situación. “Después que anuncié que dejaba de prestar servicios se acercó mucha gente ofreciéndome hacerme cargo de sus plantaciones, pero les dije que no”. Admitió que muchas de esas unidades productivas quedarán abandonadas por la falta de rentabilidad.
“Hoy para fertilizar, podar y mantener una plantación de té de 100 hectáreas hay que invertir unos 40 millones de pesos sin saber si los vas a poder recuperar. Es mucho más negocio poner en un plazo fijo porque tenés la ganancia asegurada”, sostuvo, en referencia al incremento en las tasas que convalidó el Gobierno en un intento por frenar la escalada del dólar.
Klingbeil, que es padre de dos nenas de dos y seis años, reconoce que “hoy día es complicado incluso vivir en la zona rural por la inseguridad. Pero no es lo único, también tenés que lidiar con los caminos en mal estado y las escuelas para tus hijos quedan lejos”.
El dirigente rural se mostró preocupado no sólo por la situación que atraviesan los productores misioneros. “En las últimas semanas llegó mucha gente pidiendo trabajo. Hablamos de choferes, de gente que trabajaban en distribución de mercaderías. La situación es crítima y el futuro no parece mejor”, se lamentó.