Ruge, la película performance en un viejo molino del Centro porteño

Ruge, la película performance de Diego Stickar, con actuación de Miranda de la Serna, Mónica Raiola, Florencia Bergallo y Margarita Molfino en los roles principales, inaugura la sala Oasis, ubicada en un viejo molino harinero del porteño barrio de Balvanera.

Ambientada en un mundo post-apocalíptico, Ruge es un manifiesto visual protagonizado por tres generaciones de mujeres artistas que intenta crear un nuevo cine, una nueva forma de expresarse, un movimiento contracultural que les permita resistir y enfrentar la hostilidad del entorno.

«Ruge» es un homenaje a personalidades de la cultura como Lucrecia Martel, Olga Orozco, Mariana Enriquez y Fedora Aberastury.

La película es un homenaje explícito a cuatro personalidades de la cultura como las escritoras Olga Orozco y Mariana Enriquez, la pianista y pedagoga Fedora Aberastury y la cineasta Lucrecia Martel.

Se trata de una acción audiovisual en la que cada función es irrepetible, ya que el montaje es realizado en vivo por su propio director, quien manipula sonidos e imágenes grabadas y otras generadas en el momento utilizando diversos elementos sobre su mesa de trabajo.

La propuesta reivindica el uso de tecnologías obsoletas y dispositivos analógicos, rescatando artefactos olvidados para darles nueva vida. Esto convierte la sesión en una especie de “reescritura” emocional y estética del mismo material. Además, incluye la participación de un invitado que interviene en vivo, seguido de un conversatorio moderado por artistas y abierto a preguntas del público.

Tarde invernal

Un domingo a la tarde, la calle General Urquiza, en Balvanera, está desierta. Allí, en el número 343, hay una enorme puerta de metal oxidado y al lado una más pequeña. Al entrar al viejo molino harinero, cerrado hace añares, se tiene la sensación de estar irrumpiendo en una cápsula del tiempo. Las paredes descascaradas están cubiertas por vegetación y humedad, como si la historia se hubiera detenido. Nada hace pensar que esa noche, en ese espacio gigantesco, se proyectaría una película.

El montaje es realizado en vivo por el director, que manipula sonidos e imágenes grabadas o generadas en el momento.

Minutos después de recorrer el lugar, se accede al primer piso y a la sala donde se llevará a cabo la proyección. Hay una enorme pantalla, disímiles banquetas, sillas y al costado una mesa con diferentes micrófonos y elementos que serán utilizados más tarde. En un sector están maquillando al director quien, como si se tratara de una figura salida de un cómic futurista, viste de rojo furioso y tiene todo su cabello batido y elevado en forma de tocado con inspiración sci-fi.

Un nuevo desafío

La imagen de la actriz Miranda de la Serna aparece, enfundada en color negro, como si caminara entre los fantasmas del antiguo sitio. Es joven, luminosa, de rostro expresivo y expresa sus ideas con convicción. Hija de los talentosos actores Erica Rivas y Rodrigo de la Serna, lleva en su fisonomía los rasgos de sus progenitores.

«Ruge» inaugura la sala Oasis, ubicada en un viejo molino harinero del porteño barrio de Balvanera.

“Con Diego nos conocimos en 2022, en el Teatro San Martín, él es del equipo audiovisual del teatro y yo estaba en el elenco de Bodas de sangre. Pegamos onda porque nos gusta mucho el terror a los dos y bueno, ya medio que se armó una amistad”, relata.

Sobre Carola, su personaje, cuenta: “Es una película muy abstracta, casi surrealista, en el que representamos a mujeres en un mundo post apocalíptico. Mi personaje tiene una particularidad con lo sonoro, con el audio y con los sonidos que se escuchan. Aunque no se explica qué es lo que ocurrió, en algún diálogo se escucha: La ciudad que antes se llamaba Bariloche o el país que antes se llamaba Chile”.

Miranda, a pesar de su corta edad, ya trabajó en dos de las principales salas porteñas. Tras su paso por el San Martín, participó en Potencia Gutiérrez, la obra de la dramaturga, actriz y directora Maruja Bustamante, en el Cervantes. El encuentro es propicio para recordar a María Onetto, su compañera en la pieza de Federico García Lorca: “La conocía desde chiquita porque era amiga de mi mamá y venía a casa de visita. Era una gran maestra, muy trabajadora y muy sensible y un poco retraída. Sé que estaba pasando por momentos familiares muy difíciles, pero nada hacía prever la decisión que tomó”.

Tiempos difíciles

Miranda también tiene opinión sobre la situación actual: “Es una tristeza ver tanto retroceso en cosas que pensamos que ya se habían entendido. Los artistas vamos a resistir y vamos a seguir haciendo lo que nos gusta. No solamente porque nos gusta, sino porque es necesario. Históricamente, siempre cuando hubo momentos muy catastróficos, muy horribles en la humanidad, el arte nació como una flor de loto en un pantano”.

Las entradas son accesibles: $15.000.

La actriz se encuentra en plena etapa de postproducción de El llanto del perro, filme que escribió y produjo, con dirección de Federico Verzi, y también participará en un capítulo de la esperada serie sobre Aníbal Gordon, represor de la Triple A y jefe del centro clandestino Automotores Orletti, que protagoniza su papá Rodrigo y dirigen Pablo Trapero y Pablo Fendrick. Allí, con guion basado en la novela Gordon, de Marcelo Larraquy, encarna a una militante del ERP que participa en el secuestro de Salustro, empresario de una importante automotriz asesinado en 1972.

La experiencia se repetirá los domingos 17 y 24 de agosto en Gral. Urquiza 343 con entradas accesibles a $15.000.

POS

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