Los salarios registrados en Argentina mostraron en junio un incremento del 1,6%, un nivel que logró acompañar de manera prácticamente idéntica a la inflación del mes, según los últimos datos difundidos por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
Sin embargo, un análisis más profundo revela diferencias significativas entre los sectores público y privado, y evidencia que, a pesar de este aparente equilibrio, el poder adquisitivo de los trabajadores no escapa a las dificultades económicas que atraviesa el país.
Durante los primeros seis meses del año, los haberes registrados acumulaban un aumento del 14,6%, mientras que el índice de precios al consumidor (IPC) alcanzó el 15,1%, lo que implica que, en promedio, los salarios perdieron un 0,4% de poder de compra. Aún más, si se toma como referencia el inicio del gobierno de Javier Milei en noviembre de 2023, el retroceso real de los ingresos registrados asciende al 5,5%, según un cálculo publicado por Ámbito, reflejando el impacto de la política económica y las medidas implementadas desde la administración libertaria.
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En junio, el sector público volvió a registrar la peor performance. Mientras que los privados aumentaron sus salarios un 1,7%, levemente por encima de la inflación, los salarios públicos apenas crecieron un 1,3%, quedando por debajo del IPC del mes. Esta diferencia, aunque pequeña en el corto plazo, se traduce en un efecto acumulativo sobre la pérdida o ganancia de poder adquisitivo durante el año.
De hecho, en el primer semestre, los haberes del sector privado crecieron un 13,7%, frente a un 16,5% de los públicos, con una inflación acumulada de 15,1%. Así, los trabajadores privados registraron una caída acumulada de 1,18% en su capacidad de compra, mientras que los estatales recuperaron un 1,21% en términos reales.
No obstante, cuando se evalúa el desempeño desde el inicio del gobierno de Milei, la situación de los salarios públicos muestra un panorama mucho más complejo. La administración implementó políticas que afectaron directamente a los denominados «ñoquis», y en consecuencia los sueldos estatales sufrieron una caída del 14,3% en poder adquisitivo desde noviembre de 2023.
Por su parte, los trabajadores del sector privado también registran una merma real, aunque más moderada, con una baja del 0,6% en lo que va de la gestión, lo que evidencia que, a pesar de las diferencias sectoriales, el conjunto de los trabajadores enfrenta un contexto inflacionario que erosiona los ingresos y desafía la recuperación del poder de compra en el corto y mediano plazo.