Hace 26 años, el mundo del espectáculo y el deporte se unían en una de las bodas más recordadas de la cultura pop. El 4 de julio de 1999, Victoria Adams, exintegrante de las Spice Girls, y David Beckham, estrella del fútbol inglés, celebraron su amor en un castillo de Irlanda, rodeados de detalles extravagantes y una expectativa mediática pocas veces vista. Lo que empezó como un romance entre dos íconos británicos se transformó con el tiempo en un vínculo sólido, marcado por el crecimiento de la familia que conformaron y los desafíos que afrontaron y que los mantienen unidos hasta hoy.
Se conocieron en 1997 durante un partido de fútbol del Manchester United. Aunque tuvieron una conexión inmediata, fue él quien, al verla luego en televisión, sintió un flechazo. En una entrevista con Ellen DeGeneres para su programa The Ellen DeGeneres Show, contó: “Ella vino a un partido de fútbol, la saludé desde el otro lado de la sala y eso fue todo. Pensé que había perdido mi oportunidad, pero una semana después ella apareció en otro partido de fútbol”. Victoria, por su parte, también definió ese encuentro como un amor a primera vista. “Hablamos durante aproximadamente una hora en el salón de jugadores y luego ella tomó el tren ese día, así que anotó su número en su boleto, el cual todavía tengo”, agregó el deportista en una entrevista con Jimmy Fallon.
A pesar de sus ajetreadas agendas, comenzaron a salir en secreto y de a poco consolidaron una relación a paso firme. El 4 de marzo de 1999 le dieron la bienvenida a Brooklyn, su primer hijo, y cuatro meses después pasaron por el altar. Así comenzó el primer capítulo de esta historia de amor.
El escenario elegido para el evento estuvo a la altura de la pareja más observada del momento. La boda se celebró en el castillo Luttrellstown, una imponente construcción del siglo XV ubicada a las afueras de Dublín, en Irlanda. Rodeado de jardines y muros cubiertos de historia, el lugar ofrecía no solo privacidad, sino también el aire de realeza que parecía acompañar cada paso de los Beckham. La ceremonia religiosa fue íntima, con apenas 29 personas presentes.
La ambientación del evento combinó lujo con teatralidad, en un despliegue que no escatimó en detalles. Desde los tonos dorados que dominaban la decoración hasta los tronos al estilo de reyes en los que la pareja posó durante la recepción, todo parecía pensado para transmitir poder y sofisticación. Los arreglos florales, las velas altas, los textiles pesados y la iluminación cálida reforzaron la estética de cuento de hadas moderno.
Cada espacio fue transformado para reflejar el universo Beckham, en una puesta que mezclaba lo clásico con lo exuberante. La imagen de Victoria y David sentados como monarcas se volvió icónica y fue replicada en medios de todo el mundo.
Y, aunque la ceremonia fue pequeña, la fiesta posterior fue todo lo contrario. Más de 200 invitados llegaron al castillo para celebrar junto a la pareja, aunque los detalles de la lista se mantuvieron en absoluta reserva.
La cobertura del evento fue vendida en exclusiva a la revista OK!, que pagó una millonaria suma por los derechos de las imágenes. Esa jugada convirtió a la boda en un fenómeno mediático global, cuando todavía no existían las redes sociales y confirmó que el fenómeno “Posh & Becks”, apodo que surgió durante su noviazgo, porque ella era llamada “Posh Spice” en su etapa en las Spice Girls, no conocía fronteras.
En cuanto al vestuario, cada elección reflejaba el estilo personal de ambos. Por un lado, Victoria lució un vestido satinado de tono champagne diseñado por Vera Wang, de silueta estructurada, escote con forma de corazón y una cola impactante. La tiara de diamantes que llevaba en la cabeza, creación del diseñador británico Slim Barrett, aportaba un brillo real a su look. El peinado, un recogido clásico y prolijo, completaba la imagen de princesa pop que dominó la portada de todas las revistas de la época.
David, por su parte, eligió un traje blanco con camisa a tono y un elegante corsage en la solapa, alejándose del clásico esmoquin oscuro. El conjunto, que generó opiniones divididas en su momento, marcó el comienzo de una etapa en la que el futbolista se convirtió en un ícono de la moda. Su hijo Brooklyn, de apenas cuatro meses, apareció en brazos de su padre vestido con el mismo traje blanco. Sin dudas, se trató de una imagen que derrochaba ternura y que ayudó a reforzar el perfil familiar que ambos querían transmitir.
Como si una puesta no fuera suficiente, la pareja sorprendió con un segundo cambio de vestuario durante la recepción. Victoria y David aparecieron vestidos de violeta, en un gesto tan llamativo como simbólico. Ella optó por un vestido de satén, mientras que él lució un traje del mismo color, acompañado por zapatos y camisa al tono.
La elección no solo reforzó la imagen de pareja sincronizada en estilo, sino que selló una de las postales más comentadas si de bodas de celebridades se habla. Con el paso del tiempo, ellos mismos se refirieron con humor a ese look compartido y hasta lo recrearon para demostrar que, lejos de arrepentirse, lo recuerdan como parte de uno de los días más importantes de su vida.
Sin lugar a dudas, la boda de los Beckham dejó una colección de detalles sorprendentes. Por ejemplo, la torta no fue la típica creación blanca con flores, sino una imponente escultura de glaseado oscuro con forma de árbol de manzanas, diseñada para romper con lo convencional. Como si eso no fuera suficiente, la pareja decidió cortarla con una espada, en un gesto que reforzaba la estética de realeza moderna que envolvía toda la celebración.
Por otro lado, los tronos dorados donde se sentaron fueron alquilados especialmente para la sesión de fotos, y la imagen fue tan fuerte que definió el estilo “royal pop” con el que los Beckham serían identificados durante años. Además, Brooklyn —con apenas cuatro meses— fue simbólicamente “el encargado” de llevar los anillos, un gesto que reforzó el costado familiar y sentimental de un casamiento que, a pesar de todo el show, tenía un mensaje claro: amor, compromiso y futuro compartido.
Años después, la pareja agrandó la familia. El 1 de septiembre de 2002 le dieron la bienvenida a Romeo, mientras que Cruz nació el 20 de febrero de 2005 y la menor de la familia, Harper Seven, llegó a sus vidas el 11 de julio de 2011.
La pareja, que tiene cuatro hijos y múltiples proyectos en común y en solitario, lanzó en 2023 una serie documental en Netflix titulada Beckham, donde repasan algunos momentos intensos de su relación. Uno de los capítulos más duros fue el tiempo en que vivieron en España, tras el fichaje de David para el Real Madrid en 2003, cuando comenzaron a circular rumores de infidelidad. En palabras de Victoria, esa fue la etapa “más infeliz” de su vida.
Por primera vez, Victoria habló abiertamente del escándalo que los involucró con la exasistente personal de su marido, Rebecca Loos, quien afirmó haber tenido un romance con el futbolista. A lo largo del documental, se mostró visiblemente afectada: “Estábamos enfrentados el uno con el otro. Ni siquiera puedo mencionar lo difícil que fue y cómo me afectó. Fue una pesadilla”. Además, reveló que le costó perdonarlo: “Si soy totalmente honesta, sí, estaba resentida”.
Por su parte, David Beckham también se refirió al difícil momento: “Hubo algunas historias horribles que fueron difíciles de afrontar. Era la primera vez que Victoria y yo estábamos bajo ese tipo de presión en nuestro matrimonio”. Si bien dijo que no sabe exactamente cómo lograron superar lo que pasó, reflexionó: «Con toda honestidad, Victoria lo es todo para mí… somos luchadores y en ese momento necesitábamos luchar el uno por el otro, necesitábamos luchar porque valía la pena por nuestra familia y por lo que teníamos”.
Además de ese duro episodio vivido años atrás, los Beckham enfrentan hoy nuevas tensiones familiares que parecen haber reavivado viejos conflictos. Desde que Brooklyn -el hijo mayor del matrimonio- se casó con la actriz Nicola Peltz hace tres años, comenzaron a circular rumores sobre una mala relación entre la joven y la ex Spice Girl.
Las versiones comenzaron a surgir cuando Nicola eligió un vestido de Versace en lugar de uno diseñado por Victoria para su boda. Aunque intentaron mostrarse unidos en eventos públicos y redes sociales, allegados a la familia aseguraron que la relación entre suegra y nuera es muy tensa. “Victoria ya tuvo suficiente… la desprecia”, señaló una fuente cercana a la exmodelo en declaraciones a The Mirror.
A este conflicto se suman versiones que apuntan a un distanciamiento entre Brooklyn y su hermano Romeo, debido a la actual relación de este último con Kim Turnbull, una exnovia de Brooklyn.
Según el medio TMZ, esta situación llevó a que Brooklyn prefiera evitar encuentros familiares. El distanciamiento no solo sería con sus hermanos, sino también con sus propios padres. “No hubo ninguna llamada, ningún contacto, nada… Si pudieran ir a buscarlo ahora y traerlo a casa, lo harían”, reveló un amigo de los Beckham a The Standard, para reflejar la angustia del matrimonio por la situación.
La tensión escaló con una entrevista reciente de Nicola a Grazia Magazine, en la que dio su versión sobre el vestido de novia que nunca fue diseñado por Victoria. “Estaba realmente muy emocionada de poder usar un diseño que creó mi futura suegra… pero luego Victoria llamó a mi mamá para decirle que no iba a participar del diseño”, relató. La actriz también reconoció que los rumores sobre sus intenciones la hirieron profundamente. Brooklyn, por su parte, dejó en claro su postura: “Mi esposa es obviamente mi primera prioridad… Nos apoyamos mutuamente al 100% y seguimos adelante juntos”.
Más allá de los conflictos, Victoria y David Beckham apuestan día a día por su historia. Aquel comienzo en un castillo irlandés se transformó con los años en una relación atravesada por momentos complejos, pero que se sostiene como uno de los vínculos más duraderos del mundo del espectáculo, algo que por estos días ya es mucho decir.