La magnitud del endeudamiento del Gobierno es difícil de dimensionar, más aún cuando Caputo y Milei hacen dibujos con los números para festejar supuestos triunfos todos los días que en realidad son un agravamiento de los problemas de la economía Argentina. Como muestra el análisis de los datos oficiales realizado por el Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas desde enero hasta junio de este año, los intereses acumulados por los instrumentos de deuda en pesos superan el gasto en jubilaciones y pensiones. Esto se debe a la emisión cada vez mayor de deuda a tasas más altas para ofrecer un gran negocio a los especuladores a cambio de que no compren dólares y así intentar que el precio de la divisa no se dispare.
Al mismo tiempo que Milei se prepara para vetar un aumento para las jubilaciones mínimas apenas superior a los $ 50.000, el Ministerio de Economía está entregando bonos con intereses capitalizables, como las Lebac, con tasas de interés que casi duplican la inflación proyectada. Así genera un negocio casi inexistente en el mundo para los fondos de inversión y todo tipo de especuladores, sólo para intentar sostener la cotización del dólar, a costa de multiplicar el endeudamiento al punto que los intereses acumulados sobrepasaron lo destinado al conjunto del sistema previsional.
El Gobierno argumenta que el ajuste está garantizando que haya superávit financiero (más ingresos que egresos para el conjunto de las operaciones del Estado), una afirmación que sólo se puede sostener utilizando un método que invisibiliza los intereses capitalizables. Los bonos como las Lecap, en vez de pagar a sus propietarios un monto mensual en concepto de intereses, suma esa tasa al precio total del bono que deberá ser pagado por el Estado a su vencimiento. En concreto el Tesoro no está pagando los intereses mes a mes, pero está generando una bola de deuda exponencial.
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Si en abril de 2024 el Estado destinaba $2,3 billones a jubilaciones y casi nada a intereses capitalizados, en mayo y junio de 2025 el gasto en intereses alcanzó los $6,5 y $6,3 billones respectivamente, por encima de los $4,2 y $6,2 billones destinados al sistema previsional (mes particularmente elevado por los aguinaldos).
Poner primer a los especuladores por sobre los jubilados, no es una novedad de este Gobierno, pero sí lo está llevando a niveles pocas veces vistos. De acuerdo a la Oficina de Presupuesto del Congreso, el impacto fiscal anual de las leyes votadas en el Congreso que implican el incremento de 7,2% para los haberes y de $40.000 pesos para los bonos a la mínima es de 0,68% del PBI en 2026 (0,42% y 0,26% respectivamente). No tiene comparación, respecto a la masa de recursos destinados al pago de intereses de deuda, que alcanza al 2,2% del PBI anualmente (promedio entre 2020 y 2024), mientras que la suma de las erogaciones de intereses y capital de deuda promedia el 12% del PBI.
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Pese a los billones de pesos destinados por Milei y Caputo para contener el precio del dólar, la divisa viene aumentando en las últimas semanas y está oscilando alrededor de los $ 1300 pesos. Las políticas del Gobierno son una estafa para los jubilados y jubiladas, hacen crecer el peso de la deuda pública para sólo generar un veranito financiero tan precario que no puede evitar que la inestabilidad se adueñe de la situación económica.
Las y los jubilados están dando una lucha ejemplar, con su valentía enfrentando la represión de Bullrich, y convirtiéndose en un polo de coordinación de todas las luchas, en contraste con la fragmentación y la complicidad de las burocracias sindicales. Es clave apoyarlos y seguir su ejemplo para avanzar en enfrentar el plan de ajuste del Gobierno y el FMI. La lucha continúa contra el veto de Milei y por la conquista de todas sus reivindicaciones: una jubilación que permita llegar a fin de mes, que reconozca el esfuerzo de toda una vida, el 82% móvil y el acceso a salud y medicamentos.