Con el dato de inflación de mayo en la Ciudad de Buenos Aires en 1,6%, se intensificó el debate sobre los efectos reales de la desaceleración inflacionaria. En este sentido, este medio se contactó con el periodista especializado en economía, Damián Di Pace.
“La inflación de los bienes en Argentina se hunde. En la Ciudad dio 0,8% en mayo y la de servicio dio 2%”, comentó Damián Di Pace. La inflación de servicios, explicó, es más problemática por su impacto estructural en el presupuesto familiar: “Es un costo fijo, insustituible, porque casi es inelástico. A nadie se le ocurre cambiar el colegio a mitad de año”.
Limitaciones en las decisiones de compra
Este tipo de gastos ineludibles afecta el resto de las decisiones de compra. “Eso limita la capacidad de compra de bienes”, advirtió. Según desarrolló, el consumo hoy está dividido entre quienes acceden al crédito y quienes dependen de sus ingresos en pesos.
“Allí donde el crédito aparece, bienes durables, va muy bien: autos, motos, viviendas, artículos para el hogar, electrodomésticos”, describió Di Pace. En cambio, planteó que, “allí donde yo dependo del peso, del movimiento corriente, bueno, ahí la actividad efectivamente está más complicada”.
La caída de las ventas minoristas
La última medición de la CAME arrojó una baja del 2,9% interanual en ventas minoristas en mayo. “Las ventas minoristas tuvieron también una caída respecto de abril, 0,7%”, recordó.
Para el periodista, el año pasado había un comportamiento distinto: “Probablemente, todavía en el mes de mayo del 2024 nos estábamos sobre estoqueando, porque había previsibilidad de pérdida de poder adquisitivo del peso”.
Luego, manifestó que el efecto inflacionario varía según el estrato social. “La criptonita está más en la clase media que en la clase baja. Cuando la inflación baja, para la clase baja, por lo menos volvió a ser Clark Kent”, graficó. “El tipo que depende de la changuita cuando la inflación baja lo empodera mucho, porque no tiene paritaria, no es un aguinaldo, no tiene vacación el tipo”.