Roma tiene apenas cinco años, pero su historia es la de una luchadora que desafió todos los límites de la medicina. A los 18 meses fue diagnosticada con leucemia en Villa Regina y comenzó un largo tratamiento en Buenos Aires que, gracias a la solidaridad de la comunidad, pudo completar con éxito. Pero lo peor no había pasado: una bacteria agresiva la llevó a un coma de dos meses y puso su vida nuevamente en riesgo.
“Estuvimos al borde de perderla”, recuerda su mamá, Gisela Corazza, con la voz quebrada. La infección le comía parte del cachete y sus órganos dejaron de funcionar. Ante la desesperación, los médicos le ofrecieron desconectarla, pero Gisela se negó: “Fue la mejor decisión de mi vida. Hoy la tengo conmigo”.
Roma despertó. Volvió a aprender a caminar y a hablar, como si la vida le diera una segunda oportunidad. Las secuelas, sin embargo, son visibles: perdió parte de su boca y ahora necesita cirugías reconstructivas que se extenderán hasta los 15 años. El próximo paso será la primera operación, prevista para agosto en Buenos Aires.
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La familia ya se está preparando. Pagarán los pasajes, pero no tienen certezas sobre cuánto tiempo deberán permanecer en la ciudad, ni cuántos implantes deberán adquirir. Por eso, lanzaron una campaña para recaudar 2 millones de pesos y cubrir los costos de la operación, estadía y tratamientos complementarios.
Mientras tanto, Roma no para. Asiste al jardín Pimpollito, ama andar en bicicleta, sueña con aprender patín y se divierte maquillándose con productos hipoalergénicos. Su comida favorita son las milanesas con puré, y su energía contagia a todos los que la conocen. «Los médicos nos dicen ‘no sabemos cómo pasó’, pero acá está, con toda la vida por delante», dice su mamá con una sonrisa.