En el extremo sur del mapa, donde el viento golpea con fuerza y el invierno se extiende más de lo que muchos podrían soportar, surge una voz que transforma la crudeza patagónica en melodías cargadas de sensibilidad.
Casandra Molinari, con apenas 24 años, no es solo una música: es una ceramista del dolor y la belleza, una narradora de la vida sureña que entrelaza el amor, la nostalgia y la militancia en cada canción.
Desde Río Gallegos, su ciudad natal, está lista para llevar su propuesta a nuevos territorios, con Buenos Aires como su próximo destino.
EL REFUGIO QUE DA LA MUSICA
«En casa siempre hubo música», recuerda Casandra en comunicación con El Patagónico. Entre los discos de Charly García de su mamá Belén Rioja, los de Catupecu Machu de su papá Daniel Molinari y los acordes internacionales de Janis Joplin o Santana, encontró una pasión que la acompañaría de por vida.
Aquella niña que cantaba en el coro municipal a los ocho años pronto descubrió que su relación con la música iba mucho más allá de las presentaciones corales.
Pero fue a los 19 años cuando tomó una decisión crucial: profesionalizarse y dar el salto a los escenarios. Autodidacta por naturaleza, rechazó la rigidez de las clases tradicionales de guitarra y prefirió aprender a su manera, explorando sonidos y errando hasta encontrar su propio estilo.
«No sentía que las clases eran para mí, eran muy estructuradas. Aprendí viendo videos de YouTube y experimentando», explica agregando que su primera guitarra fue obsequiada por su madre.
En 2019, subió por primera vez a un escenario con sus composiciones. Amigos, familia y conocidos ya tarareaban sus canciones, esas que habían nacido en la intimidad de su mundo y que pronto comenzarían a expandirse más allá de las fronteras de su ciudad.
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ECOS EN LA PATAGONIA
Hay algo en la Patagonia que marca a fuego a quienes nacen y crecen aquí. El viento constante, el frío que cala los huesos y la soledad de los paisajes se filtran en la sensibilidad de sus habitantes. En la música de Casandra Molinari, esa atmósfera es una constante.
«La Patagonia inherentemente nos hace personas dramáticas», afirma. «El clima, el frío, el invierno que dura casi todo el año te hace quedarte encerrado, ser más distante. Y todo eso, si sos artista, lo llevás a la música».
Su sonido está impregnado de una melancolía que es casi inevitable para quienes han vivido o viven en el sur. Las letras, cargadas de reminiscencias y emociones crudas, reflejan una identidad patagónica que trasciende géneros.
Embed – Casandra Molinari / Sé que sos como el mar [Videoclip Oficial]
“No es casualidad que las bandas de la región compartan acordes similares”, señala Casandra. Un lenguaje no escrito que nace del paisaje y las experiencias compartidas.
Pero en medio de esa introspección, también hay lugar para el amor. Las composiciones de Casandra oscilan entre la crudeza del entorno y la calidez de los vínculos humanos.
«Para mí, escribir sobre el amor es una forma de contrarrestar el paisaje gris y frío en el que vivimos», reflexiona. Sus canciones hablan de pasiones intensas, de amores efímeros y de esa necesidad visceral de conectar con el otro.
ARTE TOTAL
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La propuesta artística de Casandra Molinari va mucho más allá de la música. Formada en artes visuales con orientación en pintura en el Centro Polivalente de Artes de Río Gallegos, cada presentación en vivo es una experiencia sensorial completa. Desde sus primeras actuaciones, entendió que el escenario no es solo un lugar para cantar: es un lienzo donde puede desplegar toda su creatividad.
Uno de los momentos más emblemáticos de su carrera ocurrió en sus inicios, cuando, desafiando una prescripción médica que le indicaba reposo absoluto porque no pensaba cancelar su presentación, llevó su propia habitación al escenario.
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«El médico me dijo que no podía salir de mi cuarto, así que decidí llevar mi cuarto al escenario», recuerda. La cama, los muebles y los objetos personales formaron parte de una escenografía que borraba los límites entre la intimidad y el espacio público. Desde entonces, la estética ha sido una extensión natural de su mensaje artístico.
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Esa necesidad de expandir su expresión también la llevó al mundo de los fanzines. Inspirada por el arribo de la Feria del Libro Punk a Río Gallegos, comenzó a crear sus propias publicaciones independientes.
Fanzines como «Historias Sáficas del Sur» y «Undersouth» no solo visibilizan la escena musical patagónica, sino que también sirven como plataforma para la diversidad de voces y experiencias de la región.
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LA MILITANCIA NO QUEDA AFUERA DEL ESCENARIO
Casandra Molinari no separa su arte de su identidad. Como identidad queer, su música y su presencia escénica están atravesadas por una militancia activa a favor de los derechos del colectivo LGBTQ+.
Para ella, el escenario es un espacio de libertad y resistencia, un lugar donde las identidades que muchas veces son silenciadas pueden expresarse sin miedo.
«No puedo mirar para otro lado, no puedo ignorar quién soy ni lo que pasa», afirma con firmeza. “En un contexto político hostil como el actual”, asume con responsabilidad el poder de tener el micrófono. Sus recitales se convierten en refugios donde las juventudes disidentes encuentran un espacio seguro para ser quienes son.
Entre brillos, plumas y maquillajes, cada presentación es un acto político en sí mismo. «Hay pibes que no pueden salir del clóset en sus casas, pero que en mis recitales se maquillan y se visten como quieren sin miedo», señala con orgullo.
DISCOGRAFIA: EL VACIO, EL AMOR Y EL FRIO
A lo largo de su trayectoria, Casandra Molinari ha sabido plasmar su universo emocional en dos EPs y varios sencillos que reflejan su evolución artística y su conexión con el paisaje patagónico.
Su primer EP, «Instrucciones para sentir el vacío» (2020), es un viaje introspectivo que explora el miedo, la soledad y el encierro en pleno inicio de la Pandemia. Incluye los temas «Introducción al miedo», «Un segundo en la nada» y «Experimentación del encierro».
En 2024, Casandra lanzó su segundo EP, «A quien sienta:», una obra más expansiva que indaga en el amor, la pérdida y la nostalgia.
El EP presenta cinco canciones: «Árbol de jazmín», «H.A.R.P.I.A (Hay amor roto pero insisto aún)», «Reminiscence» (donde se destaca la participación de (Mariano Portas (Morti) cabe destacar que es mi mejor amigo), con su coro gutural estilo death metal), «https://www.elpatagonico.com/Interlude/» y «Sé que sos como el mar».
Además, su discografía incluye tres sencillos: «Navío sin olas» (2020); «Cosecha tardía» (2021) y «El portal de los Hielos Eternos» (2024).
Si bien Casandra tiene músicos sesionistas, en su actual formación se encuentran Emmanuel Miranda en bajo, Diego Cerezo en batería y Morti en segunda guitarra y screams.
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ARTISTAS PARA VER Y ESCUCHAR EN EL SUR
Casandra no solo es una creadora de arte, sino también una ferviente seguidora de la escena musical patagónica. Entre sus recomendaciones destacan bandas y artistas que, como ella, construyen una identidad sonora marcada por el paisaje sureño y la sensibilidad artística.
«Soy muy fanática de Sophie Twardowski y Ximena Haro», comenta. Ximena, además de su carrera solista, es la voz de Arrebol Austral, una banda de Caleta Olivia que tiene fuerte presencia en Comodoro y que siempre recomienda.
«En Río Gallegos también están Histeria, una banda de punk feminista que lleva más de 12 años de trayectoria y tiene letras súper contestatarias», agrega y señala a la artista comodorense Anto Peralta como una referente de la música patagónica.
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PROXIMO CAPITULO: BUENOS AIRES
Tras transitar la escena patagónica, Casandra siente que es momento de expandir sus horizontes. Con seis años de trayectoria y habiendo recorrido gran parte de las ciudades del sur patagónico, está lista para dar el salto a la capital nacional.
Buenos Aires representa un nuevo desafío, una oportunidad para mostrar que desde el extremo sur también se pueden crear cosas grandes.
Mientras prepara su mudanza, trabaja en nuevo material junto a su productor, Yisus de Córdoba. Aunque no define aún si será un EP o un álbum completo, la idea de un primer disco está en el horizonte.
«Tengo baches creativos como cualquier persona, pero hace poco se desbloqueó algo y compuse dos temas nuevos», adelanta. Para Casandra, la música es un proceso en constante evolución, y cada canción nueva es un paso más hacia la consolidación de su voz y su mensaje.
En un mundo que a menudo exige encasillarse, Casandra Molinari elige ser una caja de Pandora. Y está lista para darse a conocer al mundo.
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