La lección parece no haber sido aprendida. En una temporada marcada por incendios forestales que arrasaron miles de hectáreas, la Dirección Provincial de Áreas Protegidas tuvo que intervenir para apagar casi 400 fogones en zonas donde está estrictamente prohibido hacer fuego. «Un fuego mal apagado termina en un incendio», advirtió Nicolás Lagos, titular del área, en diálogo con AM Cumbre.
Fogones, basura y descontrol
Los guardafaunas recorrieron distintos sectores de la provincia y, además de apagar fogones en lugares no habilitados, tuvieron que concientizar a cientos de visitantes sobre el impacto ambiental de sus acciones. «La gente se apropia de los espacios públicos, pero no los cuida. Dejan basura, hacen fuego donde no se puede y creen que no pasa nada», lamentó Lagos.
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A pesar de esto, el funcionario destacó que la cantidad de fogones fue menor que el año pasado, lo que muestra un leve avance en la toma de conciencia. «Vimos una reducción de enero a febrero. La gente empezó a entender, aunque todavía falta mucho», señaló.
Caza indiscriminada: más de 670 multas por pesca furtiva
La irresponsabilidad no solo se vio reflejada en los fogones. En febrero, los controles detectaron una gran cantidad de pescadores furtivos, resultando en 672 multas. Lagos explicó que muchos de ellos capturan truchas en cantidades industriales, con el objetivo de venderlas.
«Un fin de semana te encontrás con alguien que se lleva 80 truchas de más de un kilo. Eso es depredación», denunció. Los sectores más conflictivos siguen siendo el Embalse Piedra del Águila y el Embalse Ricura, donde la actividad ilegal persiste.
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Para Lagos, la clave no está solo en la fiscalización, sino también en la educación ambiental. «No alcanza con que los guardafaunas adviertan. Necesitamos que la sociedad entienda que cada acción tiene un impacto», remarcó.