Lo que debería ser una celebración cargada de emoción y compañerismo, se convirtió en un motivo de preocupación y debate. El Último Primer Día (UPD), la tradición con la que los estudiantes secundarios inician su último año, este año dejó en evidencia excesos que alertaron a toda la comunidad educativa.
En Centenario, la EPET N°2 se sorprendió con un comunicado tajante en el que advierte a los alumnos sobre el consumo de alcohol. En el mensaje, publicado en Facebook, la institución no solo desalentó el consumo, sino que dejó en claro que quien llegue alcoholizado será retirado por su familia. Y si no hay respuesta, se dará aviso al centro de salud local.
Lo llamativo del comunicado es su tono directo: “Instamos a ser responsables y, en caso de no estar en condiciones, quedarnos en casa”.
Se descontroló el UPD: «participan hasta hombres de 30 años»
El UPD desbordado: menores y adultos en los festejos
Más allá de la medida adoptada por la escuela, el problema parece haber escalado a otro nivel. En los operativos de control realizados en Neuquén capital, se detectó la presencia de chicos de apenas 13 años y adultos de más de 30 en las celebraciones.
En respuesta, se implementó un fuerte operativo policial con más de 60 efectivos en puntos clave como la Isla 132, la Plaza de las Banderas y el Parque Jaime de Nevares. La intención es prevenir desmanes y situaciones de riesgo, pero el desafío sigue siendo regular un evento que ocurre fuera del ámbito escolar.
UPD: alertan sobre el consumo de alcohol y brindan consejos de cuidado para los adolescentes
La medida de la EPET N°2 tuvo gran repercusión en redes sociales y dividió a la comunidad educativa. Algunos padres la respaldaron, destacando la importancia de fijar límites claros. Otros, en cambio, la consideraron exagerada y difícil de aplicar, ya que la UPD es un festejo organizado por los mismos alumnos.
Mientras tanto, algunas escuelas optaron por buscar alternativas. En sectores privados, los estudiantes alquilan salones con presencia de adultos, lo que permite una celebración más controlada. Sin embargo, no todos pueden acceder a esta opción, lo que deja a muchos jóvenes en la calle, sin supervisión.