Luciano Castro estuvo recientemente como invitado en La Noche Perfecta, el programa que Sebastián Wainraich conduce en las medianoches de eltrece. El actor se brindó a un entretenido y dinámico mano a mano, donde habló de todo repasando diferentes anécdotas alrededor de su vida tanto profesional como privada.
Si bien se encuentra envuelto en un vaivén mediático con su ex Sabrina Rojas, y mientras disfruta de su historia de amor en ascenso con Griselda Siciliani, la vida de Luciano encuentra muchos más condimentos que los escándalos y el romance, por lo que se prestó a una divertida entrevista donde se animó a confesar, por ejemplo, cuál era su insulto favorito, si sabía chiflar, si le hablaba a las plantas y más.
Sin embargo, en medio de estas relajadas preguntas, hubo una cuestión que llamó la atención de todos: por qué Castro no suele mandar audios de WhatsApp. Es que hace tiempo se dice que el actor es reacio a la tecnología, al punto de que también se deslizó que fue Sabrina quien en su momento le creó por ejemplo su cuenta de Instagram.
Pero a diferencia de lo que haya podido parecer en la primera impresión, el hecho de que el actor no esté acostumbrado ni quiera mandar audios no tiene que ver con una cuestión de saber o no manejar su dispositivo móvil. Se trata de una medida de seguridad, una forma de resguardar su privacidad que no muchas veces hemos visto.
“Cuando mandás un audio de Whatsapp, Luciano…”, arrancó diciendo Wainraich antes de que Luciano lo interrumpa: “No mando audios porque viste que después se escapan. Se ‘filtran’ los audios. Y cómo… ¿no te lo mandó nadie? ¿Se filtró solo?”.
“Y no, el que recepcionó el audio lo reenvió. ¿Sos de volver a escuchar el audio que mandaste?”, siguió el conductor, a lo que Castro respondió: “No, pero sí tengo algo muy de mi madre y es que mientras hablo pienso, eso es una patada en los huevos”.
“Claro, 10 minutos de audio te quedan”, agregó Wainraich. Para cerrar, el actor explicó por qué tomó dicha medida de no mandar audios: “Eso lo aprendí porque tengo un hijo grande (Mateo). Me dijo: ‘Mirá papá, más de cincuenta segundos no escucho’. Ahí aprendí que eso no sólo era válido para mi hijo sino para todos”.