Luego de que el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informara que el índice de inflación de noviembre fue del 2,4%, cercano a la devaluación del dólar, Rodolfo Santangelo indicó que la convergencia devaluación-inflación es una buena noticia y debería mantenerse, pero advirtió que el Gobierno da señales “en el sentido contrario”. “Esto tiene que ser entendido como una maratón y no como que ya llegamos a la tierra prometida”, sostuvo en Modo Fontevecchia, por Net TV, Radio Perfil (AM 1190) y Radio JAI (FM 96.3).
Rodolfo Santangelo es economista, fundador de M&S Consultores junto a Carlos Melconian y presidente de la consultora MacroView. También se desempeñó dentro del Centro de Estudio Monetarios y Bancarios de la Gerencia de Programación monetaria y en el área de Estudios Externos del Banco Central de la República Argentina.
La inflación de noviembre fue del 2,4%, la de alimentos fue del 0,9%, la devaluación del dólar es del 2% y la inflación anual norteamericana dará 0,4%. ¿Ya está alineado el peso con el dólar? ¿Cómo creés que tendría que seguir en 2025 la relación del peso con el dólar?
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Este fue el primer mes en el que se produjo la convergencia devaluación-inflación, y es una buena noticia. No sabemos si es permanente porque estos procesos no son lineales, y puede ser que en diciembre, enero, febrero y marzo el valor de la devaluación vuelva a estar cerca del 3%.
No estamos en un momento de grosero atraso cambiario pero estamos justos. Por lo tanto, sería bueno que esta convergencia continúe y no me gustaría que el Gobierno esté ansioso por bajar la tasa de devaluación. Sería una buena noticia seguir en el 2% con una inflación de 2% como para estabilizar la pérdida de competitividad, pero hay mensajes en el sentido contrario.
Argentina se ha vuelto un país caro en dólares. No estamos en un momento de grosero atraso cambiario, pero están pasando cosas en el mundo: la victoria de Trump trae un nuevo dólar fuerte, el real está débil, el peso chileno está débil, la soja tiene un precio internacional de medio para abajo y la economía se está abriendo con un dólar bajo, con lo cual estamos justos. Diría que esta convergencia es una buena noticia, pero no hay que embalarse ni exagerar. Esto tiene que ser entendido como una maratón y no como que ya llegamos a la tierra prometida.
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Desde la teoría económica hay distintas formas de ver si la relación entre la moneda local y la mundial es la correcta. Una opción es calcular el promedio de los últimos 50 años, y otra alternativa es plantear si el dólar produce pleno empleo. Más allá de los cálculos, ¿el hecho de que la Argentina esté tan cara en dólares no indica otro problema más allá del promedio de los años?
Lo primero que he aprendido en estos 30 años de profesión es que hay que hablar con mucha humildad porque es mucho lo que no se sabe. Lo primero que hay que decir es que no sabemos.
Los promedios históricos sirven como una referencia pero no son toda la verdad. Argentina ha tenido momentos de un dólar altísimo y momentos de un dólar bajísimo, entonces el promedio no dice todo. Mirando ese promedio, no estamos groseramente atrasados. Obviamente, la teoría económica dice que no sólo hay que mirar promedios, sino que también hay que analizar los precios internacionales y la economía interna, por ejemplo, y no sólo en Argentina, sino en el mundo.
Respecto al dólar, el dólar en el mundo ha sido vaticinado muchas veces su colapso porque tiene déficit fiscal, porque tiene déficit en el sector externo, y eso no termina pasando. Habiendo dicho todo esto, creo que no estamos en una situación desesperante. Déjame decirlo de mala manera para que se entienda, a riesgo de ser criticado: no estamos en esas situaciones groseras donde el cadete se va de vacaciones a Miami. No estamos en esas situaciones donde el mundo es barato y somos caros, pero estamos en el límite.
Que Brasil tenga el real a 6 reales es un problema para nosotros porque nuestra relación con el real está en su peor momento histórico. Que la soja no valga lo que valía es un problema para el sector agrícola. Vamos a tener una extraordinaria cosecha con muy mala rentabilidad para el sector, donde la situación fiscal no permite, lamentablemente, bajar las retenciones. Entonces, es un tema para tratar con cuidado.
No hay que devaluar porque sería tirar por la borda el esfuerzo de este año, pero hay que manejarse con mucho cuidado porque la economía es una disciplina muy vengativa. Cuando escucho hablar a algunos chicos jóvenes diciendo que todavía hay margen para seguir atrasando el tipo de cambio, digo: «Cuando tenía tu edad pensaba lo mismo y me equivoqué». Hay que ser más prudentes y manejarse con más sigilo porque la economía en algún momento se puede tomar tu revancha. No hay que tirar de la cuerda y hay que seguir con una política económica que profundice esta convergencia que se ha dado por primera vez en noviembre con el índice de inflación.
Elisabeth Peger: El Gobierno ha tomado nota de esta preocupación en materia del dólar porque ha habido esfuerzos para sostenerlo en un piso en torno a los 1100 pesos. Me parece que hay cierta inquietud y la necesidad de ponerle un piso al dólar.
Puede ser. Como Argentina va a seguir con control de cambios, con esto que se llama «cepo» y que a mí no me gusta, pero va a seguir con control de cambios y con regulaciones en el mercado cambiario. Vamos a tener un dólar libre y un dólar oficial. El dólar oficial lo tiene que manejar el Banco Central, porque el objetivo del Banco Central es acumular reservas. El dólar libre, me gustaría que lo determine la oferta y la demanda del sector privado, porque no es un mercado libre. Entonces, no sabemos si esta caída que ha tenido el tipo de cambio MEP o CCL es genuina o no.
Nosotros hemos sido muy críticos del esquema del «dólar blend«, por el cual el 20% de los dólares de exportación tienen como objetivo bajar la brecha. En términos de dólar libre, la caída ha sido demasiada. Pasamos de un dólar con el que los uruguayos venían hace un año y se hacían un festín en Buenos Aires, a que venga un español y le parezca que estamos caros.
A mí me gustaría que el dólar MEP o CCL sea genuinamente un dólar de mercado, un dólar de oferta y demanda, sin artificialidad, con el dólar oficial controlado por el Banco Central para acumular reservas.
EP: Eso es importante, además, porque garantiza cierto plafón para el momento en el que se desarticulen las trabas en materia monetaria.
Por supuesto. Yo no creo que estemos en un tipo de cambio que, a futuro, sea el dólar de unificación y liberación total del mercado. Ese es un riesgo que hoy Argentina no puede darse. Entonces, pretender que porque el dólar libre bajó a 1000, vamos a ir a un dólar único de 1000, me parece demasiado pronto para ser creíble.
Estamos a la espera de ver si en 2025 viene el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que viene un poco demorado porque se estaba esperando la victoria de Trump, para que se clarifiquen las reglas de juego cambiarias. Acá no es ni devaluar ni salir del cepo, es qué reglas tenemos en el mercado cambiario, donde la prioridad número uno tiene que ser la acumulación de reservas, consistente con una inflación que converja al valor que tenga el tipo de cambio.
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Elisabeth Peger: La semana pasada había cierta luz de alarma en el gobierno porque hay algunas señales en China respecto de cuál va a ser la política económica qué instrumente Trump y la posibilidad de una devaluación china, algo que generaría un arrastre.
Por supuesto. Entre todos los desafíos que tiene Argentina internamente, ahora aparece el fenómeno Trump y toda la incertidumbre que genera alrededor de la disputa comercial. Vamos a ver si la guerra comercial con China es muy fuerte o muy débil y qué pasa en materia energética en el mundo, a partir de esta nueva agenda que tiene Estados Unidos de promover el desarrollo petrolero y su impacto sobre Argentina.
De todos los temas que va a manejar Trump el que menos nos afecta directamente es lo ligado a la inmigración, pero el resto es muy importante porque Argentina está muy ligada al dólar y el dólar está entrando en un terreno de fortaleza, como ha tenido en otros momentos históricos, y es complicado lidiar con un dólar fuerte en el mundo, sobre todo si el peso se liga a ese dólar fuerte.
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