Fabi Cantilo sigue cumpliendo sueños: este año llenó el Luna Park, estrenó una película y ahora se da el gusto de un show sinfónico

La creatividad, inventiva y ambición artística de Fabiana Cantilo se encuentra sin dudas en un gran momento, donde su popularidad sigue en aumento tras el alto perfil que logró el año pasado con el estreno de la serie biográfica sobre Fito Páez, El amor después del amor.

Primero se dio el gusto de llenar tres Gran Rex, luego se animó a hacer una ópera rock en el Luna Park y ahora se acaba de estrenar en el Festival de Cine de Mar del Plata la película Lágrimas de fuego, con guión y papel protagónico suyo. Además, el mes pasado estuvo en dos conciertos de Fito como invitada especial.

Fabiana Cantilo con Fito Páez en el Movistar Arena durante los shows de la gira «4030». Foto de prensa

Pero eso no es todo. Sigue tocando en vivo por todo el país y algunos países de Latinoamérica, mientras prepara un flamante show sinfónico que ya presentó en Rosario y San Nicolás, y que este fin de semana llegará a Ituzaingó y Avellaneda (viernes 6 en el Teatro Gran Ituzaingó y el sábado 7 en el Teatro Colonial).

«Me salió el sueño de mi vida que es un concierto sinfónico,» dice en una charla con Clarín en su casa por Acassusso. Y enseguida se ríe y agrega: «¡No me queda otro que hago porque no me drogo hace 12 años y no tengo novio! Tampoco estaba todo el tiempo reventada, pero era difícil de controlar. Así que me lo merezco».

Fabiana Cantilo se dará el gusto de hacer un formato sinfónico, más intimista que una banda de rock. Foto de prensa

Tildando la lista de proyectos

Si fuera organizada, uno se podría imaginar que Fabi tiene una lista de proyectos pendientes y que prolijamente va tildando cada uno que va concretando. Pero no es el caso. Es más bien una persona con una creatividad desbordante que hace permanente zapping de un tema a otro, pero que sin embargo -visto en perspectiva- va logrando todo lo que se propone.

Fabiana Cantilo en vivo, siempre con fuerza y carismática. Foto de prensa gentileza Guido Adler

Varias veces en la entrevista subraya que hace tiempo no consume drogas, que tiene una manager que la apoya en todo «desde que me limpié» y que hace poco más de un año también cuenta con un productor joven que hace las veces de mecenas y le permite encarar emprendimientos como los Gran Rex o el Luna Park.

En otro momento mira a su tecladista Cay Gutiérrez, con quien toca desde su álbum de 1987 con Los Perros Calientes y dice, «Soy una especie de guerrera insoportable y obsesiva. Ahora me empecé a dar cuenta. Según él, soy bipolar, y no me importa decirlo porque la gente tiene que saber que uno no está tan contento todo el tiempo».

Y agrega: «Ahora estoy mejor; cantar me saca la tristeza y estoy haciendo todo natural. ¡Muchachos, no se droguen, y cuanto menos pastillas químicas, mejor! Eso es muy importante, aunque algunas hay que tomar. No me lo preguntaste, pero te cuento.».

Así es Fabi: frontal, sin filtro, sincera y honesta a más no poder. Enseguida vuelve a hablar de Cay: «Estamos haciendo un disco nuevo junto a su hijo, que es tecladista. Con ellos logré lo mismo que hacía con Charly García en los años ’90, que es ir zapando y tarareando hasta hacer una canción. Vienen los dos, me ponen una pista y canto cosas que a nadie se le ocurren. Salen melodías increíbles y después le ponemos letra. También está trabajando Marian Pellegrino. Ellos son los productores, aunque quiero tener voz y voto, así que la última palabra es la mía. Lo aclaré de entrada».

Fabiana Cantilo ya está trabajando en un disco nuevo que quiere lanzar el año que viene. Foto de prensa gentileza Pablo Vega

-¿Cómo surgió la idea del sinfónico?

-En julio de este año nos contrataron de Canal 9 para tocar con un cuarteto de cuerdas en el programa Planeta 9 y salió increíble todo, así que decidimos arrancar con esto. Los ensayos suenan increíble, aunque al principio me preocupaba el hecho de trasladar el sonido acústico a la situación en vivo y amplificado.

Me encanta porque me deja cantar con más matices. Además, nos llevamos muy bien los músicos y si estoy deprimida o me pasa algo, piso el escenario y es el mejor lugar.

Cay: –Somos seis más ella. Guitarra, piano y el cuarteto de cuerdas. Hay una pista con la sección de vientos para que sea transportable, pero en algún momento pensamos incorporar vientos reales. También tenemos armado el show con la banda de rock pero esta es otra variante. En vivo quiero justamente reproducir la situación de la sala de ensayo, donde el sonido es como una caricia.

Fabi: -¡Yo no soy solo rocanrol! Cantaba folklore cuando era chiquita y con Fito también. De hecho mi primer disco iba a ser de folklore, hasta que vino Charly e hicimos Detectives.

Una escena de “El amor después del amor”, la serie de Netflix sobre la vida de Fito Páez, que incluye su etapa con Fabi.

-Pasemos lista: ¿te gustó aparecer en la serie?

-Bueni, que alguien venga y dice “Voy a hacer una serie con escenas de tu vida” da un poco de fobia. Estuvimos un año negociando hasta que finalmente se hizo. No supe que fue un boom hasta que mi manager me contó que teníamos miles de seguidores más. Yo justo estaba haciendo una terapia bioenergética re fuerte para conectar con la niña interna, así que estaba en otra cosa.

-¿Disfrutaste de los Gran Rex?

-Al principio sufrí un montón porque hace mucho que no tocaba en un teatro tan enorme. Me compré los mejores auriculares in-ears del mundo y fui feliz, porque he sufrido toda mi vida con el sonido muy fuerte de los shows. Debo confesor que durante años me pelée con todos los sonidistas, pero estoy aprendiendo a comerme la agresividad.

Fabiana Cantilo en uan carroza por el campo del Luna Park. Foto: Martín Bonetto

-¿Y cómo la pasaste en el Luna Park?

-¡Uy, buenísimo, fue increíble! Estaba como tomada por algo porque sentía paz, casi fiaca, te diría. Fui en un estado de cero loca. Armé antes todo en mi cabeza y fui hablando con cada área del show por separado; hicimos varias reuniones acá. Fue un kilombo pero estuvo genial. Una vez que delegué hice otra vida.

Me divirtió muchísimo eso de subir escaleras, aparecer en otro lado y no estar todo el tiempo en el mismo lugar. Me encantó todo y ahora me dejo llevar. Estoy en otra, limpiarme por adentro y por fuera. ¡Hace bien haber avanzado en tu vida y ver los méritos que me cuesta un huevo!

-Ahora se acaba de estrenar tu película en Mar del Plata.

-Sí. Lágrimas de fuego se hizo con muy poco bajo presupuesto, en forma independiente. Pensaban que estaba loca porque una película no lo que hago, pero hace años que la venía repasando y escribiendo. Pero finalmente salió y la dirigió Gabriel Grieco.

Es un delirio porque tiene un surrealismo extraño donde hay una mezcla de humor con drama, y nos invitaron al Festival de Mar del Plata. ¡Yo no lo podía creer! A veces estoy muy estresada con tantas cosas. La niña interna está aterrada y tengo que ir despacio, que es una nueva faceta de mi personalidad.

Más planes

-¿Qué se viene en 2025, aparte del disco nuevo?

-Estamos planeando hacer un documental de mi vida artística, que empieza a los seis años, aunque hay cosas que no me interesa que la gente se entere, cosas horribles que me pasaron cuando era grande. No vendo mi vida personal para ganar dinero; me parece un bajón.

Fabiana Cantilo en Rosario, con su show sinfónico. Foto de prensa

-¿Seguimos con la lista? Opera rock, show sinfónico, película estrenada…

-¡No se puede creer todo esto! Hay abundancia para todos. Solo hay que pedirlo. Pero hay que ir despacio. La nueva Fabi tiene que frenar porque me quieren medicar con litio, así que estamos probando antes con unas gotitas que hace una señora que está en Córdoba y atiende por Zoom.

-Cuando los Beatles cantaban sobre tener 64 años, se pintaban como unos abuelitos casi retirados. En cambio vos estás muy actuva, quizás en tu mejor momento.

-A esta edad no hay más futuro al que correr. Hay que tocar mejor y disfrutar hoy, porque lo único que va a pasar es que vas a cumplir años. Soy muy espiritual y hago un montón de cosas que no tienen que ver tanto con el cuerpo, porque somos un espíritu dentro de un cuerpo.

No como carne, no grito, no salgo, no me drogo, no tomo más pastillas y no tomo Coca-Cola, ¡un montón de cosas dificilísimas! Me cuesta un huevo pero estoy con eso, que me importa más que nada. Por un lado tengo mi trabajo, que está bárbaro, pero por otro lado me importa cultivar mi vida interior para poder vibrar alto. Estoy trabajando en eso.

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